Antologia de un personajetop

Ella es Yolanda Hernández

Convirtió su experiencia de vida en su mejor causa

Por Esteban Torres P.

Hay personalidades que nos atrapan por su chispa, su simpatía y su sinceridad, pero sobre todo por su transparencia al momento de abrir su corazón y compartir su experiencia de vida. La causa que sorprendió a Yolanda y le cambió su vida fue justamente el cáncer y desde entonces luce con orgullo el listón rosa con el que ha sido designado octubre, mes de lucha internacional para combatir el cáncer de mama. 

Instalados cómodamente con vista al mar, Yolanda nos recibió con una alegre sonrisa pintada de rosa, asimismo, luciendo un vestido del mismo tono para enmarcar las fotos de la entrevista y sin mayor preámbulo, comenzamos ¿Qué fue lo primero que pensaste cuando escuchaste el dictamen médico que cambio tu vida?

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“Fue un shock, un susto muy grande; piensas en cuánto tiempo te queda, ¿qué sigue ahora? Pero con la ayuda de la fe salí adelante. Para mí ha sido una curva de aprendizaje, una prueba de vida. Siempre había tenido mis altas y bajas, pero este golpe tan duro me dio un giro de 180 grados que me hizo más fuerte, se convirtió en mi escudo para poder enfrentar lo que venga, y ahora veo la vida con otros ojos, cambiaron mis prioridades, valoro más mi familia, mi salud, mi entorno, lo económico pasa a segundo plano y ahora llueva o truene veo los días hermosos, porque todos son una nueva oportunidad”, comentó Yola, quien conoció a una nueva persona a través de esta situación inesperada que cambió su vida para siempre.

Tras comenzar con el proceso de quimios, Yola escuchó de un grupo de ayuda para apoyar a las mujeres afectadas con cáncer y es así como llega a Grupo Desafío… ¿qué vino a representar en tu vida?

“En 2007 me detectan el problema de salud y casi un año después, en 2008, me acerqué a ellas para ver de qué se trataba. Primero me apoyé de la mano de mi hija Yolanda, quien fue reina del carnaval de Cruz Roja y mandó un mensaje de ayuda para todas las mujeres que estamos pasamos por una situación similar. Fue muy emotivo. Mi primer contacto fue con la psicóloga que me recibió pero cuando me pregunta ¿quién eres? ¿cómo te llamas? Me solté a llorar, no lo había hecho ante nadie, pero cuando me vi rodeada de señoras de diferentes edades y estrato social, descubrí que la enfermedad nos hace igualmente vulnerables, para el cáncer no hay diferencia. De inmediato me identifiqué, hice amistad con varias y mientras unas estábamos luchando, otras perdían la batalla, pero así es la vida. Aprendes a aceptar la ley de la vida y la convivencia en el Grupo es hermosa entre nosotras, nos damos ánimo pero todas sabemos que estamos ´en la tablita´, y debemos estar conscientes de ello.

Y con el tiempo llega una de las más grandes oportunidades que enfrentó a raíz de esa convivencia: ser la nueva presidenta de Grupo Desafío y comienzan por ende los nuevos retos… ¿Cuál fue la primera meta cuando asumiste las riendas?

“Yo era la mal portada en el Grupo porque me gustaba fomentar la convivencia, no quería que todo el tiempo estuviéramos respirando lo mismo, así que a veces me las llevaba a desayunar, a celebrar algún cumpleaños, buscaba actividades que las despejaran para que no estuvieran pensando en la enfermedad. Hasta que un día me informa la psicóloga que la presidenta actual ya quería renunciar porque tenía mucho tiempo al frente y deseaba hacer otras cosas. Me invitan a tomar un café y me notifican que habían hecho una votación y que todas querían que fuera la nueva presidenta, así que ´agarré el toro por los cuernos´ y acepté la invitación. Lo pensé unos  segundos y me dije: ´Por algo quieren que yo sea la presidenta y si Dios me puso en ese camino, pues vamos a darle y a echarle muchas ganas´, y con la ayuda del equipo empezamos a trabajar y hasta ahora han sido cuatro años muy bonitos, muy gratificantes porque todas –presentes y ausentes-, me han dejado una gran enseñanza. Mi primer día como presidenta fue agridulce porque por un lado tomo protesta y recibo muestras de apoyo y solidaridad, pero a los pocos minutos me informan que una de nuestras compañeras había fallecido, así que llegué a mi casa a cambiarme y me integré a mí grupo para darle las condolencias a la familia y así ha sido desde entonces, una ola de emociones de todo tipo”, comenta Yola con un suspiro que inevitablemente se escapa.

Alguna vez en tu vida te imaginaste haciendo trabajo social y asumiendo las funciones de una voluntaria…

“Creo que tuve una hermosa escuela: la Cruz Roja delegación Cancún. Fui voluntaria durante 15 años. Me tocó una época muy bonita en la que mis mejores amigas fueron presidentas y durante la colecta todas querían superar mi meta porque era la que más alcancías entregaba; durante 10 años me instalé en el semáforo de la entrada del boulevard Kukulcán y no dejaba que se me fuera nadie sin cooperar, los animaba haciéndoles bromas y como mucha gente me conocía no me decían que no. Era otra época, todos nos conocíamos y había más seguridad. Todo ha ido evolucionando, cambiando. Agradezco todos esos años de convivencia que me prepararon para que un día aceptara un reto mayor y hoy tengo mi camiseta rosa bien puesta”, afirma orgullosa.

¿Qué ha sido lo más difícil de toda esta aventura? 

“No bajar la guardia ante nada. Somos una institución que no recibe apoyo oficial ni de ningún organismo, nosotras tenemos que tocar puertas continuamente para poder hacernos de recursos y así poder ayudar a mujeres de escasos recursos, básicamente. Hubo años que podíamos ofrecer mastografías gratis pero ahora las canalizamos hasta Campeche, les apoyamos con transporte y viáticos para que puedan recibir sus tratamientos. Este año estamos en medio de una severa crisis como Grupo Desafío, los fondos cada vez son menos, no hemos logrado hacer la recaudación con eventos ya tradicionales como los Chiles en Nogada en La Dolce Vita y el Desayuno Rosa; lo único que nos queda es apoyar las acciones de prevención y concientización como el encendido de luces en el Palacio Municipal y la marcha dentro del estadio Beto Ávila con el lazo rosa, manteniendo la sana distancia ante todo”, comentó tristemente.

Este año será decisivo en la historia de Grupo Desafío de Quintana Roo que, a 22 años de vida, teme por su permanencia por falta de fondos, más no por ganas, porque el equipo de voluntarias está viendo lo difícil que es cada día sacar a flote su propósito y difícilmente pueden cumplir sus promesas de ayuda, sin embargo, confían que la situación mundial mejores y les permita continuar con su labor de lucha.

Definitivamente este ha sido el período más memorable en la vida de Yolanda por lo que le preguntamos si ha pensado en poner por escrito toda esta aventura que cambió su vida, le dio peso a su nombre y que de alguna forma ha sentado un precedente en la vida social de Cancún…

“Suena bonito, muy emotivo, tal vez un día lo haga para dejar un testimonio que recuerden mis hijos y nietos de la lucha que abanderó su madre y abuela. Creo que esta entrevista es una forma de hacerlo, espero que la disfruten y conozcan un poco más de mí, de mi entrega y compromiso hacia un Grupo que hará hasta el último esfuerzo por sobrevivir, pese a los vientos que soplan en contra”, sostiene convencida y así será.

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