Talentos

Dios creó a todas las criaturas para llenar la Tierra de armonía. Todas las especies creen que el mundo está creado para ellas, pero el hombre es la única especie que cree que el mundo está creado exclusivamente para él. La gente podría argumentar que nuestra especie siempre tuvo la intención de evolucionar hacia el Homo Sapiens, por lo tanto, siempre estuvimos destinados a ser superiores. Pero, en realidad, todas las especies han evolucionado hacia una especie más avanzada para satisfacer sus necesidades. Cada especie tiene un talento diferente que los hace superiores en un campo específico. El talento del guepardo es correr, lo que diferencia a esta especie del resto de todas. Ninguna especie puede vencer a un guepardo en una carrera, pero ¿es el guepardo el ser más superior porque es el más rápido? Falso.

La palabra “Homo Sapiens” significa “hombre sabio”. En nombre de nuestra especie, podemos ver claramente que nuestro talento es ser sabio. Hemos evolucionado hasta el punto de que nuestro cerebro puede ser considerado el más sabio de la naturaleza, pero ¿es el humano el ser más superior porque es el más sabio? Falso. Dios le dio a cada especie un talento diferente para que todos pudieran vivir en armonía en un mundo donde todos fueran artistas en su campo. La definición exacta de “sabio” es: tener o mostrar experiencia, conocimiento y buen juicio. Creo que nuestro talento se ha desvanecido desde que empezamos a abusar de él y llevarlo al límite. Definitivamente hemos adquirido un conocimiento y una experiencia incomparable, pero hemos perdido la capacidad de tener buen juicio en algunos eventos cruciales, por ejemplo, el cuidado del medio ambiente. Empezamos a robar los talentos de las diferentes especies para convertirlos en nuestros, pero no estábamos destinados a tenerlos todos. Hemos perdido el don que Dios nos concedió para sobresalir en un campo sólo porque queríamos sobresalir en todos los campos. El poder nos hizo pensar que somos invencibles y que cualquier decisión que tomáramos sería la decisión correcta. Nos cegamos a los errores que hemos cometido en este mundo porque, en nuestra mente, no somos capaces de cometer errores con todo este poder. No pudimos diferenciar entre ser especial y ser superior. Somos especiales porque se nos concedió el talento de ser sabios, pero lo que no sabíamos era que cada uno es especial a su manera, no superior en todas las maneras. Renunciamos a la comunidad sólo para tratar de controlarla.

Es hora de demostrarle a Dios que podemos tomar decisiones sabias, que el ser que Dios orgullosamente creó todavía está dentro de nosotros como el más sabio. Hemos dejado el mundo desequilibrado porque robamos más de lo permitido, así que para regresar el balance tenemos que devolver lo que hemos robado. Debemos cuidar, y cuidar significa compartir. Tenemos que compartir el mundo con todos los seres porque así es como se suponía que debía ser. Si tratamos de ir en contra, el mundo ya no nos querrá y nos desaparecerá para reemplazarnos con otra especie lista para respetar las leyes de la naturaleza. Ayudemos y compartamos los recursos a aquellos a quienes les robamos.

En la película “Matrix”, se le ofrece al protagonista una pastilla roja, que le dará el conocimiento de la verdadera realidad del mundo, o una pastilla azul, para permanecer en la ignorancia. Tenemos que empezar a darle estas pastillas rojas a la civilización. Usemos el poder para el bien porque si otra especie nos hubiera robado nuestro poder, hubiéramos querido que esa especie nos lo devolviera. Ahora que hemos adquirido este conocimiento, no podemos retroceder y pretender desconocerlo. Éramos especiales, no superiores, y cada uno es especial a su manera.

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