Roberto Palazuelos, destapa sus buenas intenciones
“Tengo un gran compromiso con Quintana Roo y su gente, por eso quiero ser gobernador”
¿Quién es Roberto Palazuelos?
Roberto Palazuelos es un ser humano que no le gusta que le den nada, que le gusta ganarse las cosas por sí mismo, con orgullo y con trabajo; que ama muchísimo a su país y sobre todo vive profundamente enamorado de vivir en Quintana Roo, en el Caribe y muy agradecido con esta tierra que siempre me ha sonreído y que me ha dado tanto, tanto.
¿De dónde surge el sobrenombre de Diamante Negro?
Ese apodo nace de la casa de Big Brother en el año 2003, ahí me pone el apodo Omar Chamarro, porque yo traía una postal de mi hotel, Diamante K y como estaba muy bronceado dijo ‘ah, eres el Diamante Negro’, y de ahí se me quedó.
¿Pero no te incomoda que todavía te llamen así?
Pues es increíble el éxito que tuvo ese reality, que 20 años después la gente me sigue llamando igual.
Háblanos de tu familia, sabemos del cariño que les tienes…
Vengo de una familia numerosa, muy bonita, no tuve mamá por azahares del destino, porque me abandonó cuando yo era muy niño, pero mi tía Susana, hermana de mi papá, hizo un gran trabajo, se hizo cargo de mí, siempre me dio un lugar como si fuera yo su hijo y mi papá también me dio una muy linda educación y mucho cariño, gracias a Dios.
Mi tía Susana todavía vive; mi papá también, es un abogado que tiene su despacho en la Ciudad de México.
Tengo un hijo, que es quintanarroense, se llama Roberto, igual que yo, que tiene 17 años y que es muy buen niño, la verdad, porque siempre le he inculcado el amor por la naturaleza y el ver a todos como iguales, nunca por debajo del hombro ver a nadie.
¿Cuándo llegas a Quintana Roo y cómo eliges vivir en Cancún?
Cuando llegué al Caribe Mexicano, la primera vez, fue una situación muy dolorosa, el primer golpe duro en mi vida, porque yo cuando era adolescente, tuve problemas en una escuela, yo era un mal estudiante, era muy rebelde porque vivía enojado con la vida porque no tenía mamá y no podía entender todo lo que me estaba pasando.
En esas épocas, muy difíciles, me sacaron de una escuela y mi papá en su despacho tenía una cliente que era dueña del colegio Itzamná, en Cancún; habló con ella y le dijo ‘oye a mi hijo le faltan seis meses para terminar el año y me lo sacaron de la escuela porque es muy rebelde, está muy triste por lo de su mamá y no sé cómo hacerle. ¿Te lo puedo mandar allá para que pueda concluir el año escolar?’
Era segundo de secundaria, yo tenía 14 años. Entonces mi papá me trajo a Quintana Roo y para mí fue muy doloroso porque primero me trajo con el engaño de que venía yo de vacaciones. Yo decía, mira qué padre, me sacan de la escuela y mi papá me premia con unas vacaciones. Pero llegué, conocí el Caribe y me enamoré, era un Cancún sumamente virgen, te hablo de hace 40 años, yo tengo 54 años; recientemente Quintana Roo se acababa de constituir como un Estado libre y soberano; la costera llegaba nada más hasta el Centro de Convenciones, todo lo demás era terracería; te metías a nadar al mar y veías todo lleno de caracoles y veías muchísima vegetación, había muy poquita población. Entonces yo llegó al colegio Itzamná, había una hermana de su mejor amigo que vivía en Cancún, con ella me dejó y así yo terminé de salvar el año. Pero esos seis meses, siendo yo un adolescente, me sirvieron para darme cuenta y enamorarme con locura de Cancún y de Quintana Roo. Desde entonces yo siempre me dije ‘aquí es donde quiero vivir, este es el lugar a donde quiero estar’; obviamente no tenía la edad para decidir mi destino; entonces después regresé a la Ciudad de México, seguí con mi vida, y cuando llegué a la mayoría de edad y pude ya empezar a hacer mis cositas, mis pininos, regresé a Cancún y puse mi primer negocio, que era de telefonía, una caseta de larga distancia; desde chiquito yo tenía la idea de ser empresario y fue increíble cómo me sonrió la tierra, desde ese primer negocio me empezó a ir impresionante. Eso fue a los 18 años de edad; desde la primera semana me fue increíble. Esa caseta estaba atrás de Terramar, que era la plaza de moda en Cancún en aquel entonces, donde estaba inicialmente el Hard Rock Café; entonces me fue muy bien con la caseta, que luego abrí otra y otra y muchos teléfonos públicos; a los pocos años yo ya tenía cientos de teléfonos públicos y decenas de casetas; yo no vivía en Cancún, sólo llegaba de vez en cuando a ver el negocio.
Así llegaste a Tulum…
Como iba y venía, una vez me salió la oportunidad de invertir en Tulum y ahí fue cuando llegué ahí, no había nada, ni siquiera una carretera para llegar como ahora, sino una carreterita muy peligrosa y cuando ibas, si venía otro coche casi sentías que te iba a pegar el retrovisor, de lo angosto que era; además era muy peligrosa, porque tenía unas cunetas a los lados que si te salías tantito en la noche te podías volcar. Hubo muchos accidentes.
Entonces yo llegué a un Tulum cuando era un sitio sumamente virgen; compré mi primer hotel, me lo vendieron muy barato, lo compré a un dignatario maya, que se llamaba Pablo Canché; el hotelito ya estaba medio construido y yo terminé de hacerlo, y lo abrí; Tulum era entonces un destino muy hippie, con tarifas muy baratas, mi tarifa más cara era de 250 pesos y desde que lo abrí, me empezó a ir increíble.
Por eso le tengo tanto amor a esta tierra. Siento que Quintana Roo es una tierra que te abraza o te rechaza; yo he visto a mucha gente hacer grandes fortunas aquí, pero también he visto a gente aquí perder grandes fortunas.
Pero fíjate lo que son las cosas, ese momento que fue tan doloroso para mí, que mi papá me dijo que no eran vacaciones, sino que me iba a quedar allá, fue doloroso porque yo tenía mi vida en la Ciudad de México; incluso tenía una novia a la que amaba con todo mi corazón, se llamaba Tere, y el hecho de ya no volverla a ver me desgarró el corazón; recuerdo que me la pasaba mandándole cartas y melancólico en la playa llorando por ella. Pero ese primer golpe duro en mi vida en realidad me estaba trayendo hacia mi destino, hacia un destino de mucha abundancia, de mucho éxito y de mucho amor por esta tierra en donde yo me quiero morir.
Llegué a vivir primero a Cancún y me la pasaba entre Cancún y Tulum, ya tenía mi primer hotel, eso fue lo que me trajo a vivir aquí, el Diamante K, es al que le tengo tanto cariño porque fue con el que comencé; hoy han pasado los años: al día de hoy ya son 25; después tengo cinco hoteles y estoy construyendo el sexto. Tengo 400 empleados y con este sexto voy a subir a 600. Es muy bonita mi historia aquí.
También cuando me casé, me vine a vivir a Quintana Roo y mi hijo nació en Cancún.
Mi hijo vive conmigo, me separé de su mamá, pero es mi mejor amiga, me llevo muy bien con ella y somos casi vecinos y vivimos en Cancún muy felices. Mi vida diaria la paso tres días en Cancún y tres días en Tulum, así me llevo la semana.
Pero sí ha habido algunas voces en contra, que señalan presunto daño ambiental… ¿a qué le atribuyes eso?
Lo que pasa es que cuando tuve mi primer hotel, un presidente de México me lo quiso expropiar muy arbitrariamente, esas autoridades quisieron fincarme situaciones dizque ambientales que nunca pudieron probar y que nunca les prosperaron y de ahí vino esa pequeña fama, de esos supuestos, pero yo siempre lo que le digo a la gente, el que tenga alguna duda de mis hoteles, pues están abiertos, pueden entrar y recorrerlos, verlos, no solo son hoteles muy bellos, sino que mis hoteles tienen las plantas de tratamiento más avanzadas de todo Tulum, yo siempre he sido un ejemplo para los demás hoteleros de lo que deben usar para no contaminar el manto freático. También he sido un ejemplo de cómo construir alrededor de las especies protegidas, lo cual embellece más el concepto.
¿A qué le atribuyes el éxito después de una infancia difícil, el éxito a tus 54 años? El Caribe te ha abrazado y la vida de te ha sonreído…
Yo creo que en los negocios soy muy perseverante, soy visionario de dónde invertir y en qué nicho meterme, pero también me gusta ser muy ético y muy derecho, porque siento que, si tienes los otros dos elementos, pero no eres ético y derecho, la vida se encarga de que te vaya mal, entonces como decía Cristo, ‘por sus frutos los conoceréis’.
¿Qué carrera estudiaste?
Cuando tuve el problema con el presidente que me quiso quitar mi hotel y que inició un chorro de procedimientos ilegales que ninguno le prosperó y que todos le gané, me puse a estudiar Derecho, porque tenía mucho miedo de no entender lo que me estaba pasando, a pesar de tener un papá abogado. Entonces me inscribí en el Tec de Monterrey campus Cancún; fue una época muy bonita porque yo entraba a clases a las 8 de la mañana y mi hijo iba al ladito, en el Monteverde, en el kínder, entonces yo lo llevaba y de ahí me pasaba a la universidad; y luego, curiosamente por la parte trasera, nuestros salones estaban muy cerca, nos saludábamos de salón a salón; fue algo super bonito, porque yo me iba a la escuela diario con mi hijo durante años. Lo disfruté muchísimo y a mi hijo le encantaba que su papá también fuera a la escuela, literalmente estaban barda con barda. Fue algo muy bello, lo disfruté muchísimo.
A veces cuando tenía que hacer alguna telenovela o algo, y tenía que ausentarme un semestre, pues me inscribía en línea, así me aventé dos o tres semestres, pero casi lo demás fue presencial.
Concluí la carrera con un promedio muy alto, porque la verdad es que me puse muy focus; me hice abogado y saqué mi cédula.
Durante ese proceso también, mediante un juicio de expropiación, le gané el juicio a Felipe Calderón y le gané todos los procedimientos ambientales que me había instaurado y le comprobé que todos eran falsos. Nunca me pudieron probar absolutamente nada, les gané absolutamente todo.
Eres empresario, abogado, actor, pero hablemos de política…
¿De dónde surge esta inquietud por postularte para la gubernatura de Quintana Roo?
Con esta historia que te acabo de contar, te puedes dar cuenta que tengo mucho arraigo en el estado y que llegué a ver un estado muy bello, me tocó ver un Quintana Roo que pocos vieron; entonces el ir viendo con las décadas la degradación de la ecología, la tala incontrolable de empresarios voraces sobre el mangle, las contaminaciones de los mantos freáticos con poblaciones creciendo mucho sin tener drenajes, sin plantas de tratamiento y también ir viendo cómo la delincuencia va tomando camino con mucho robo a casa-habitación, muchos delincuentes, entonces toda esta descomposición y el gran amor que le tengo a la tierra, fueron los que me dijeron, pues si no hay liderazgo, al ver que no venía a alguien que viniera a cambiar las cosas, si no hay esos liderazgos, dije pues lo tengo que hacer yo, aunque me tenga que salir de mi zona de confort y de mi vida perfecta, tengo que salir a dar la lucha, porque yo le debo mucho a esta tierra, porque yo le tengo que pagar a Quintana Roo toda esta abundancia que me ha traído, toda esta familia tan hermosa, todas estas vivencias, yo estoy en deuda con Quintana Roo, por eso, se lo voy a pagar de esta manera.
¿Qué tan reales son hasta ahora las posibilidades de concretar eso, con base en las pláticas que has tenido con representantes de varios partidos políticos?
La política es algo muy duro, sobre todo esta parte, porque te pueden decir que sí, que sí, que sí y mañana es no, o pueden llegar y darle un cañonazo de dinero a un líder para que no te apoye o pueden pensar que una persona es mejor, entonces yo estoy pasando en este momento que te estoy dando la entrevista (8 de diciembre) por momentos de alta incertidumbre, pero también tengo mucha fe en Dios, en que Dios quiere que su hijo gobierne Quintana Roo para el bien de Quintana Roo; para la protección de ese mar, de esa flora, esa fauna y toda esa gente. Entonces no tengo nada concreto, pero estoy muy avanzado y es muy posible que dé la sorpresa. Lo único que sí te puedo decir es: aún no tengo nada concreto, pero si llego a estar en la boleta, mi amor por Quintana Roo es tan grande, que voy a conquistar el corazón de cada uno de los quintanarroenses, voy a ganar la elección y me voy a convertir en el próximo gobernador de Quintana Roo.
¿Por qué la gente debería de apoyar tu posible candidatura? Muchos te ubican como alguien emanado de la farándula, aunque tengas también una faceta como empresario…
Porque yo soy un hombre que ama este estado y tengo muy buenas intenciones y tengo mis intereses en el estado, mi familia en el estado y no le puedo fallar ni a mis intereses, ni a mi familia ni a mi gente, por eso.
Según tú, ¿qué es lo que requiere Quintana Roo de sus autoridades? ¿Hacia dónde enfocarías tus propuestas?
Quintana Roo necesita un gobernador que sea un gran promotor turístico; yo cuando fui presidente de los hoteleros demostré ser un gran promotor turístico, porque yo fui uno de los responsables del éxito de Tulum ahorita, yo soy uno de los responsables de esas tarifas y de esa gran promoción que recibió Tulum en mis 3 años de presidente hotelero.
Pero también hay un mal que nos está aquejando a todos, que es el mal de la inseguridad y eso ha sido por descuidos.
Creo también que solo un perito en la materia jurídica, un abogado, tiene la capacidad para los retos que enfrenta Quintana Roo ahorita, porque los problemas de la inseguridad vienen por muchos descuidos, comienzan desde la mala formación de un policía, que no pone a disposición bien a un criminal y el criminal se chispa; comienza también de ministerios públicos corruptos, de policías corruptos porque tienen malos sueldos, que se meten de policías porque no les queda otra; yo quiero hacer policías que se sientan orgullosos de serlo, que tengan sueldos dignos, que tengan preparación máxima y que tengan un amor por su tierra y por su gente.
¿Qué consejo le darías a los quintanarroenses que en unos meses van a elegir?
Que tengan mucho cuidado y no decidan por las marcas, muchas veces deciden por una marca y esa marca nos lleva al fracaso; analicen muy bien las propuestas, analicen muy bien a los candidatos, para que puedan tomar una decisión inteligente. Y a los candidatos les doy el consejo de que por favor, ya la gente está harta de que nomás llegan ahí a hacer bailecitos y shows y regalar cosas, sin dar propuestas, sin dar soluciones; necesitamos hacer una campaña de altura, no de guerra sucia, ni de repartir dinero; necesitamos una campaña en la que logremos tocar también el corazón de los jóvenes, que siempre los ignoran.
Entonces yo tengo mi fe puesta en Dios y si es mi destino, ahí estaré, pero hoy, al día que te doy la entrevista, la moneda está en el aire.