A poco más de dos meses de su ausencia física, se rindió un homenaje póstumo a Guillermo Martínez Flores en una emotiva ceremonia que tuvo lugar en la Biblioteca Nacional de la Crónica. Participaron destacadas personalidades que tuvieron el honor de compartir en vida innumerables experiencias para honrar su memoria.
Román Rivera Torres destacó su lealtad, su solidaridad como empresario, pero sobre todo la hermandad que experimentó de Martínez Flores en momentos difíciles que aún recuerda con gusto; Francisco López Mena también destacó su amistad, su sencillez así como su forma de mostrar su afecto con regalos útiles como una olla para calentar a Baño María, ya que fue un fanático de la cocina; el ex gobernador Roberto Borge Martí también evocó su memoria como un hombre entregado a su pasión: el turismo, aportando interesantes proyectos que en su momento han visto la luz pública; el también ex gobernador Joaquín Hendricks le permitió alcanzar el pináculo de su trayectoria turística al ofrecerle el cargo de Secretario de Turismo del Estado, labor que no pudo rechazar a pesar de que se le encargó crear una terna con los posibles candidatos en los que no aparecía su nombre, pero su experiencia habló por él y Hendricks los sorprendió con esa tarea que elevó el nombre de Cancún y Riviera Maya en el plano turístico internacional; Artemio Santos no pudo estar presente pero agradeció la amistad que tuvo con el homenajeado y ser el sucesor del naciente CCE, fue un honor que desempeñó con gusto para que Martínez Flores cumpliera su misión en el servicio público. La gobernadora Mara Lezama también tuvo palabras de cariño y respeto a la memoria de “Memo” como siempre le gustó que se refirieran a él.
Su hija Guillermina Martínez recordó al padre, al amigo, pero sobre todo al ser humano que le tocó conocer por más 40 años que nunca serán suficientes porque les faltaron muchas cosas por compartir, pero lo vivido será suficiente para recordarlo siempre, asimismo, Daniela Martínez, su hija, también agradeció las palabras de sus amigos, el cariño de tanta gente que hasta hoy abraza su recuerdo, pero sobre todo que sus nietos pudieron escuchar todo lo que fue su abuelo y descubrir que parte del Cancún que hoy disfrutan tiene un toque de su abuelo.
