De manos de Monseñor Pedro Pablo Elizondo e instalados en la parroquia de Cristo Resucitado, en zona hotelera, un grupo de alumnos de la generación de tercero de secundaria del Instituto Cumbres Cancún disfrutó de uno de los días más emotivos en su vida como es la confirmación católica que complementa el bautismo al sellar y fortalecer al creyente para que viva como un hijo de Dios, a través del poder del Espíritu Santo.
Como se recordará, este sacramento tiene dos signos principales: la imposición de manos por parte del obispo y la unción con aceite perfumado llamado crisma. Desde los primeros días de la Iglesia, los apóstoles confirieron este sacramento a los recién bautizados.
Este momento sirvió para reforzar los lazos ya existentes que algunos padres de familia han hecho entre sí, cuyos hijos son buenos amigos, intercambiando ahora ahijados que harán más fuerte la relación ya existente.