Pan de Muerto

“El pan de muerto es una forma irónica de respetar y desafiar a la muerte”

MEMO MORENO 

El origen del Pan de Muerto se sitúa en la época de la Conquista, el cual fue inspirado por rituales prehispánicos cuando se practicaban los sacrificios humanos y que hoy en día es uno de los mayores representantes del Día de Muertos y de los componentes más importantes de las ofrendas.

La creación de este pan se dio gracias a que los españoles encontraron muy violenta esta práctica, por lo que sugirieron se preparara un pan de trigo cubierto de azúcar roja, el cual simulaba el corazón de las doncellas sin llegar a los extremos donde de verdad estas tuvieran que perder la vida.

Se sabe que en Mesoamérica se preparaba un pan de amaranto molido que, después de mezclarse con la sangre se los sacrificios, se ofrecía a los dioses, siendo estos los primeros indicios del Pan de Muerto, mismo que se ha ido modificando hasta convertirse en lo que conocemos hoy en día.

La forma de este pan es circular; al centro se simboliza el cráneo del difunto y las tiras realzadas que se cubren alrededor son la imitación de los huesos que conforman el cuerpo humano; en algunos casos se llega a agregar esencia de azahar, la cual evoca el recuerdo de los difuntos.

“Para mí, el pan de muerto es de mis panes favoritos por encima de muchos otros que son tradicionales en nuestro país y nuestra cultura, el pan de muerto es una forma irónica de respetar y desafiar a la muerte. Azúcar y pan una combinación perfecta, un perfumado de naranja o canela que hace despertar hasta los más pequeños sentidos y así poder disfrutar. Hablar de una experiencia en específico con este pan tan delicado es complicado ya que realmente disfruto hacerlo en Pecado de Miel, y saborearlo con una taza de chocolate caliente a cualquier hora del día.

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