Por Karifer Farías
¿Quién dijo que los Oscar ya no tienen sorpresas? Este 2025, la gala demostró que el cine sigue siendo un terreno impredecible, lleno de giros inesperados y momentos históricos.
La gala comenzó con un emocionante número musical, protagonizado por Ariana Grande y Cynthia Erivo, quienes interpretaron algunas de las canciones más icónicas de Wicked, el musical que las catapultó al estatus de nominadas. Desde el principio, la atmósfera estaba cargada de una tensión palpable, y las sorpresas no tardaron en llegar. El presentador de este año, Conan O’Brien, dejó claro por qué es uno de los más queridos en la industria. Con su particular sentido del humor, bromeó: “Anora ha dicho la palabra ‘f’ 479 veces… ¡Eso son tres más que el récord de Karla Sofía Gascón!” Su estilo irreverente y lleno de comedia marcó el tono de la noche.
La 97ª edición de los premios dejó momentos históricos que marcaron un antes y un después. Paul Tazewell, por ejemplo, se convirtió en el primer hombre negro en ganar el Oscar al Mejor Diseño de Vestuario por su trabajo en Wicked. Zoe Saldaña, con una emotiva y poderosa declaración, también hizo historia al convertirse en la primera estadounidense de origen dominicano en recibir un Oscar. Su discurso, cargado de orgullo y esperanza, resonó en muchos: “Soy una orgullosa hija de padres inmigrantes, con sueños y dignidad, y sé que no seré la última”, afirmó.
Otro hito relevante fue el primer Oscar para Brasil, gracias a la película Aún Estoy Aquí, que se alzó con el premio a Mejor Película Internacional, un logro significativo para el cine brasileño.
Y si de sorpresas se trata, Timothée Chalamet estuvo muy cerca de convertirse en el actor más joven en ganar el premio a Mejor Actor por su papel en Un Completo Desconocido. De haberlo logrado, habría desbancado a Adrien Brody, quien aún ostenta este récord desde 2003. Sin embargo, este año Brody se llevó el premio a Mejor Actor por su impresionante actuación en El Brutalista, consolidando aún más su legado en la industria.
Pero el verdadero giro vino con el resultado en la categoría de Mejor Actriz. La gran sorpresa de la noche fue la inesperada derrota de Demi Moore. Tras una carrera consagrada y su interpretación en La Sustancia, la actriz vio cómo Mikey Madison le arrebataba el galardón. Este giro se convirtió en un tema de interés en las redes sociales, ya que muchos vieron en este revés una ironía: una actriz madura, que protagoniza una película sobre las dificultades de las mujeres que envejecen en Hollywood, perdió ante una estrella más joven. La Sustancia abordó precisamente el tema del edadismo en la industria, criticando abiertamente cómo Hollywood invisibiliza a las actrices que no cumplen con los estándares de juventud.
En otro frente, la película letona Flow sorprendió a muchos al alzarse con el premio a Mejor Película, superando a gigantes de la animación como Disney, Pixar, DreamWorks y Universal. Este es un triunfo significativo para el cine internacional y un recordatorio de que, a veces, el talento más genuino se encuentra fuera de las grandes corporaciones.
Hablar de Disney es inevitable. El gigante de la animación sufrió una tercera derrota consecutiva en la categoría de Mejor Película Animada, una racha inusitada para un estudio que había dominado esta categoría durante años. Tras perder el Oscar en 2023 con Pinocho de Guillermo del Toro y en 2024 con El niño y la garza de Hayao Miyazaki, Flow les arrebató el premio este año. Un golpe más para Disney, que no se esperaba una caída tan pronunciada.
Por supuesto, la noche tuvo su gran triunfadora: Anora, que se llevó a casa cinco estatuillas, incluyendo Mejor Película, Mejor Dirección (Sean Baker), Mejor Actriz Principal (Mikey Madison), Mejor Guion Original y Mejor Edición. Una clara señal de que la crítica especializada vio en ella un trabajo de una calidad excepcional.
En contraposición, Emilia Pérez fue la gran perdedora de la noche. A pesar de sus 13 nominaciones, la película solo consiguió dos premios: Mejor Actriz de Reparto (Zoe Saldaña) y Mejor Canción Original. Algunos incluso se atrevieron a cuestionar si realmente merecía tantas nominaciones, ya que muchos consideraron que su presencia en la lista de los grandes favoritos fue un exceso.
Finalmente, la ceremonia tuvo un bajón en cuanto a audiencia: solo 18,1 millones de espectadores en Estados Unidos, lo que marcó una caída del 7% con respecto al año pasado, según datos de Nielsen, la empresa líder en medición de audiencias televisivas. Una cifra que refleja la creciente desconexión del público con el evento más importante del cine, algo que, si bien no sorprende, sigue siendo preocupante.
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