¿Cómo te enamoras de la cocina? Por mi abuelita. Ella tenía una granja muy grande en Francia, y todos los días cocinaba, todos los días cuidaba de sacarle a los alimentos los mejores olores, y me fascinó. Por los olores me puse a cocinar… ¿Qué olor te regresa a tu infancia? El pan tostado. Porque mi abuela lo tostaba en la chimenea, y ese olor siempre me despertaba. Buenísimo. ¿Cómo te seduce México? Por mi esposa… Estudié la gastronomía en Francia. Me fui a París y ahí la encontré, y ella siempre quiso vivir bajo el sol. Un día tuve la oportunidad de venir a trabajar en el Intercontinental en la Ciudad de México y venimos. Hace 15 años. ¿Qué te despiertan los sabores y olores de México? Lo que me despierta más es la gente. Los meseros son muy gentiles, nunca se enojan y siempre son muy atentos. Dos, los colores, la diversidad que hay en México: el chocolate, las frutas; hay muchas cosas qué hacer todavía con los productos mexicanos.
