Fuerza Mayor

La naturaleza puede darte un día flores, y al otro día destruirlas; en cualquier momento, la Madre Naturaleza puede decidir convertirse en un desastre natural. Llega la temporada de huracanes y, con eso, llega la incertidumbre y desesperación de nuestra naturaleza humana: la supervivencia. Los huracanes son un tipo diferente de desastre natural ya que, la mayoría de las veces, se puede predecir y la gente se puede preparar. Podemos predecir la velocidad de los aires y la ruta, pero tenemos que recordar que predecir que algo va a suceder, no significa que va a suceder. Aunque creamos que tenemos un cierto control al saber que el huracán está en camino, al final no tenemos control absoluto ya que puede hacer lo que quiera, como cambiar de categoría antes de llegar a tierra, cambiar de ruta o estacionarse en la ciudad, como el huracán Wilma. La naturaleza nos pide respeto y autoridad, y a cambio nos da el regalo de recordar nuestra mortalidad. Una fuerza mayor es el evento perfecto, e innecesario, para darnos cuenta de nuestras ganas de vivir. Con el simple acto de pasearte por el supermercado días antes del huracán, te das cuenta de que en alerta de algún peligro, las personas harán cualquier cosa para no poner su vida en riesgo. La vida es preciada, pero tiene un fin, el cual nuestra mente siempre bloquea. Se nos olvida que el tiempo está corriendo, y no te va a esperar ni un segundo. Una de las pocas cosas que puede subir pero no puede bajar es la edad, pero la mayoría del tiempo pensamos que esa subida tiene escalones infinitos. Recordar que somos mortales no significa vivir con miedo a la muerte, al contrario, significa vivir conscientes de lo maravilloso que es tener un día más de vida y significa agradecer por todas esas pequeñas cosas que en realidad son enormes.

Esta fuerza mayor no solo viene para recordarnos quienes somos, de dónde venimos y a dónde vamos, si no también para recordarnos que todos somos iguales. Todos somos humanos y todos somos dignos de recibir ayuda. Si tienes los recursos para ayudar a gente que lo necesita, dalos, ya que, en otra vida, tú puedes ser la persona que los recibe.

Querida Madre Naturaleza: Haremos lo posible para recordar quienes somos, sin necesidad de una fuerza mayor. Después de este huracán, prometo que no esperaré al siguiente desastre natural para ayudar al prójimo. Seré más consciente de mi vida y las vidas que me rodean, sin tener que estar en situaciones extremas. Gracias por impulsarme a ser mejor; prometo tomar esas herramientas y no soltarlas. La próxima vez que nos veamos, ya no va a haber necesidad de que me recuerdes nada, ya que yo seré consciente y humana. 

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