Su ingreso al mercado artístico fue en 1990, siendo un joven Johnny Depp de 29 años que se daba a conocer al mundo con la cara blanca, los labios negros y los dedos llenos de metal en el personaje de Eduardo Manos de Tijeras. Han pasado 30 años, 80 películas y hoy Depp es una estrella global, que al final ha acabado siendo más conocido por otro papel. El que le dio, curiosamente, una triunfadora franquicia. Un rol muy distinto, pero no tanto en el fondo: un hombre duro por fuera pero cálido por dentro, nos referimos al pirata Jack Sparrow, del que le ha costado desprenderse, sin embargo, lo disfruta por el cariño que despertó en varias generaciones.