Ernesto Albor Villanueva

25 de febrero de 1900 /22 de septiembre de 2020

Dios tiene el control de nuestras vidas, y el día de ayer, concluyó el ciclo de mi tío Ernesto en la tierra, para empezar un camino nuevo lleno de amor, gozo y paz. Todo lo que él dejó en la tierra, toda su cosecha, vivirá en su corazón y en nuestros corazones para siempre. Mi tío era una persona muy amorosa y cariñosa, siempre pendiente de las necesidades de cada quien, sentíamos su amor en la manera en la que nos hablaba, y en sus muestras de cariño.

Como cuando llegaban nuestros cumpleaños, nadie podía superar sus arreglos de flores, y claro el pastel de tres leches que tanto le gustaba. Y cómo olvidar los regalos que nos dabas… eran únicos. Gozaba… ¡y mucho! En reuniones familiares, o navidades siempre disfrutaba y nos divertíamos. Era el espíritu más joven de la familia. Pero lo más especial, y lo que recordaremos siempre, es esa risa tan tuya.

No olvidemos el día que mis hermanas y yo conocimos tu closet, más bien tu cuarto convertido en closet… wow tenías inclusive más pares de tennis que hasta ropa interior. Oye papá, ¿nos puedes hacer un closet como el de mi tío Ernesto?

No podías faltar al gimnasio ni un día, todos quisiéramos tu disciplina y tu motivación. Gracias por inspirarnos a lograr lo que te propones. Fuerte por fuera, pero por dentro eras la persona más noble y cariñosa.

Y no olvidemos que no podías haber escogido mejor compañía de vida que el amigo más fiel del ser humano, el perro. Siempre dando y recibiendo amor incondicional cada día de tu vida. Gran amante perruno. 

Para mis hermanas y para mí, fuiste el mejor tío que pudimos pedir, un amigo, pero a la vez un protector, dándonos amistad y cariño… nunca olvidaremos tu voz diciéndonos “mis reinas, mis princesas, mi vida”.

Para mi mamá no sólo fuiste un cuñado, sino un hermano más, dando cariño, respeto y amor en todo momento, siempre pendiente de ella. Y qué decir para mi papá, fuiste su cómplice de vida, todas esas historias y anécdotas que tanto hemos escuchado, esas travesuras que hacían desde pequeños y sobre todo, para mis hermanas y para mí, han sido un ejemplo claro de ese amor tan grande entre hermanos. Recordar es vivir, y siempre vas a vivir en nosotros.

El árbol de la vida

La vida es infinita, y tan grande como un árbol. Fuerte, crea un tronco que sostiene todos los frutos y flores creadas en el camino. Tan alto que se conecta con el cielo. Cuando una planta, rama, o fruto se cae de este árbol, no significa que haya muerto, significa que llena de vida concluye un ciclo para empezar uno nuevo honrando toda esa cosecha que tanto se logró. El corazón no muere, y el árbol de la vida tampoco.

Descansa en paz, tío, hermano, cuñado, hijo… y sobre todo.. amigo Ernesto

Valeria Albor

“Un ser humano único, gracias por estar conmigo siempre en las buenas y malas, mi hermano del alma… te adoro por siempre. Jamás te irás porque estás en mi corazón.

Fabiola Del

“Te amare por siempre amigo, algún día nos volveremos a encontrar…Gracias vida por ser tan afortunada al haberme permitido conocer a este ser humano tan lleno de amor”.

Miry Escalante

“Mi más sentido pésame para la familia Albor, ¡el muy querido Ernesto Albor Villanueva se nos adelantó! Muchos años de vernos en el Sport City, éramos del grupo de las 6:00 am y no fallábamos, un ser muy querido por nosotros los cancunenses”.

Gustavo Aceves

“Lamento tu pérdida así te recordaré siempre sonriente Ernesto Albor Villanueva”.

Berenice Orozco

“Afortunados los que tuvimos la oportunidad de conocerte… Eras tan humilde y sencillo, un caballero siempre amable, con una palabra cálida para dar… un gran ser humano. Quienes tuvimos la fortuna de conocerte sabemos que dejas un gran vacío con tú partida. Que Dios te bendiga infinitamente porque eres un ángel y te lo mereces. Dejaste huellas de amor a tu paso. Descansa en paz querido”.

Begoña Arellano

Los que piensen que no existen personas con un alma bondadosa, con hermosos valores como la amistad, gratitud, respeto, solidaridad, compañerismo y generosidad, es que no te conocieron. Vuela alto mi querido Ernest, que las personas buenas se nos adelantan en el camino porque han alcanzado la plenitud de una larga vida. Infinitas gracias por tu cariño, apoyo incondicional y amistad. ¡Descansa en Paz!

Macuz Alfaro

Hermano Ernesto:

“Señor, te pido que le des a mi hermano lo que sea mejor para él, sea lo que yo quisiera o no. Revelaré tres secretos entre mi hermano y yo: Cuando llegamos a Cancún y nos preguntaban ¿quién es mayor?  Inmediatamente decía que era él, por dos razones: porque no quería que yo me molestara y porque no quería perder ese espíritu protector de hermano mayor. Con el tiempo era evidente que él se veía más joven que yo. Estaba muy orgulloso de ello. El segundo secreto es que el pastel de tres leches que pedía en todas las fiestas para él… pero no, era por mí, siempre ha sido mi favorito. Y el tercero es que si no le cerraba el último botón de la camisa, no era por el enorme pecho producto del ejercicio, sino porque tenía un gran corazón, Ernesto era puro corazón. Fueron muchos los actos que nos demostraron cuánto nos quiso, siempre será nuestro ángel protector. Y un último secreto: ¡Tuve al mejor hermano del mundo!”.

Eduardo Albor Villanueva

 

 

 

 

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