Existen múltiples variantes que existen de este plato, junto con los exquisitos arrolladitos. Son elementos imprescindibles en cualquier celebración o reunión, y su origen se atribuye a un talentoso panadero y trovador originario de Yucatán.
El sandwichón, emblemático de la gastronomía yucateca, encuentra sus raíces en la creatividad culinaria del señor Petronilo Vázquez Madera (1900 – 1970), un hábil artesano del pan y apasionado trovador nacido en Cansahcab. Con ingenio y destreza, combinó el tradicional pan de molde con su talento culinario para dar vida a este manjar.
La leyenda cuenta que Petronilo, siendo apenas un niño, decidió dejar su hogar, donde el sustento familiar dependía del trabajo en los campos de henequén. Después de dos agotadores días de viaje, llegó exhausto y hambriento al pueblo de Motul, donde, con humildad, solicitó empleo en una panadería.
Mientras tanto, su madre, preocupada por su ausencia, emprendió una intensa búsqueda hasta que recibió noticias de que lo habían avistado en Motul. Al encontrarlo en aquel lugar, lo orientó hacia Mérida, animándolo a buscar trabajo en una panadería de la ciudad. Lo que ella no podía imaginar era que ese momento marcaría el inicio de una exitosa cadena de panaderías y la creación de dos íconos culinarios: el sandwichón y los arrolladitos, auténticas delicias de las fiestas mexicanas.
El visionario detrás del sandwichón tuvo la oportunidad de establecer su primera panadería, conocida como “La Argentina”, en la calle 60, antes de trasladarse al próspero vecindario de Mejorada, donde fundó “La Flor de la 59”.
En la década de 1940, don Petronilo adquirió la histórica panadería “Mercedes” en el barrio de San Cristóbal. Tras una serie de transformaciones, renació como “La Reina”, destinada a ser la cuna del sandwichón y otras innovaciones culinarias del talentoso yucateco.
La primera genialidad de don Petronilo fue comercializar el pan sin corteza, una idea simple pero revolucionaria que cautivó a los habitantes de Yucatán, quienes ya eran admiradores de sus creaciones. Luego vinieron los arrolladitos y, finalmente, el famoso sandwichón.
En 1956, don Petronilo decidió emplear una rebanadora de carnes frías para cortar longitudinalmente las lozas de pan de molde, en lugar de las tradicionales cuadradas. Untó estas largas tiras de pan con mayonesa y carne molida, las enrolló, las refrigeró y, finalmente, las cortó en rodajas pequeñas. Este encantador bocadillo cautivó los paladares de los clientes, marcando así el nacimiento de los aclamados arrolladitos.
El sandwichón, emblemático de la gastronomía yucateca, encuentra sus raíces en la creatividad culinaria del señor Petronilo Vázquez Madera (1900 – 1970), un hábil artesano del pan y apasionado trovador nacido en Cansahcab. Con ingenio y destreza, combinó el tradicional pan de molde con su talento culinario para dar vida a este manjar.
La leyenda cuenta que Petronilo, siendo apenas un niño, decidió dejar su hogar, donde el sustento familiar dependía del trabajo en los campos de henequén. Después de dos agotadores días de viaje, llegó exhausto y hambriento al pueblo de Motul, donde, con humildad, solicitó empleo en una panadería.
Mientras tanto, su madre, preocupada por su ausencia, emprendió una intensa búsqueda hasta que recibió noticias de que lo habían avistado en Motul. Al encontrarlo en aquel lugar, lo orientó hacia Mérida, animándolo a buscar trabajo en una panadería de la ciudad. Lo que ella no podía imaginar era que ese momento marcaría el inicio de una exitosa cadena de panaderías y la creación de dos íconos culinarios: el sandwichón y los arrolladitos, auténticas delicias de las fiestas mexicanas.
El visionario detrás del sandwichón tuvo la oportunidad de establecer su primera panadería, conocida como “La Argentina”, en la calle 60, antes de trasladarse al próspero vecindario de Mejorada, donde fundó “La Flor de la 59”.
En la década de 1940, don Petronilo adquirió la histórica panadería “Mercedes” en el barrio de San Cristóbal. Tras una serie de transformaciones, renació como “La Reina”, destinada a ser la cuna del sandwichón y otras innovaciones culinarias del talentoso yucateco.
La primera genialidad de don Petronilo fue comercializar el pan sin corteza, una idea simple pero revolucionaria que cautivó a los habitantes de Yucatán, quienes ya eran admiradores de sus creaciones. Luego vinieron los arrolladitos y, finalmente, el famoso sandwichón.
En 1956, don Petronilo decidió emplear una rebanadora de carnes frías para cortar longitudinalmente las lozas de pan de molde, en lugar de las tradicionales cuadradas. Untó estas largas tiras de pan con mayonesa y carne molida, las enrolló, las refrigeró y, finalmente, las cortó en rodajas pequeñas. Este encantador bocadillo cautivó los paladares de los clientes, marcando así el nacimiento de los aclamados arrolladitos.
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