Las cosas pasan por algo y por algo no pasan. En este cierre de año, tenemos que agradecer: lo que pasó fue lo mejor que nos pudo haber pasado, y que lo que pasará será lo mejor para nuestro futuro. Estamos donde tenemos que estar. No existe una máquina del tiempo, solo estás tú, ahora. Tal vez haya otros multiversos donde estés viviendo diferentes vidas, pero esta vida es solo tuya, solo de Alexia de este multiverso, y tus decisiones te pueden llevar a la cima. No todo está en tus manos, claro que habrá muchos tropiezos y tormentas, pero aquí es donde tenemos que confiar y convertir esos momentos en aprendizaje.
La semana pasada, mi papá me marcó por teléfono y me dijo algo muy sabio: “Recuerda que cuando la noche está en su punto más oscuro, es porque el sol está a punto de salir”. Un amanecer que nos llevará a la luna. Un sol que comparte el cielo con las estrellas. Una Alexia que aprende a sonreírle a la lluvia. Una Yo que abraza los momentos incómodos. Un mundo donde confiemos en los tiempos perfectos.
Está en nuestra naturaleza humana buscar un poder superior. Todos tenemos diferentes perspectivas y formas de acercarnos a Él. Para mi, la existencia de Dios no es una pregunta, porque si nosotros existimos, entonces Él también existe. Esta Navidad, yo celebro el nacimiento de Jesús como católica y confío humildemente en las decisiones de Dios. No importa si tienes religión o no, lo importante es saber que tu vida tiene propósito y confiar ciegamente en que el universo, Dios o cualquier energía en la que tú creas, te llevará al lugar correcto y con las personas correctas, alcanzando una vida plena.
Cada persona tiene experiencias espirituales diferentes que definen sus creencias y emociones. 4.5 mil millones de personas creen en Dios, mientras que el resto espera pruebas. Pero, sea uno creyente o no, en los peores momentos siempre buscas el poder supremo. Ahora, no solo hay que buscarlo en los peores momentos, sino también agradecerle en los mejores. Con fé, el mundo por fin conocerá la paz.
Este nuevo año hay que aprender de la vida, aprender qué nos gusta, aprender de nuestros errores y de nuestros logros, y disfrutar todo lo que se nos cruce en el camino. Les prometo que, si aprendemos a aceptar incondicionalmente todas las experiencias de la vida, este viaje será inolvidable. Todos los momentos serán perfectos. Todas las decisiones serán correctas.