¿Cuántas vidas tiene una vida?

Tengo un lema que dice ¡Cuántas vidas tiene una vida! En estos días de aislamiento sobran las horas para pensar, meditar, recordar y hasta extrañar mis tantas vidas vividas. He platicado con más de uno que me ha dicho que no les gusta pensar en el pasado y sus razones muy respetadas han de tener, pero en lo personal me gusta recordar mucho mis mejores momentos. Mi niñez y adolescencia son unas de mis vidas, fueron pocas las preocupaciones y no eran tantas las responsabilidades, siempre estuve rodeada de mis mayores que me amaron y  me crecieron con buena autoestima. Recuerdo mis  juegos, diversiones, compromisos escolares, aromas, música, comida, mascotas, familia y amigos pero los que más están siempre presentes en mi memoria son mis adorados hermanos, ya que con ellos recorrimos todas las aventuras inimaginables mientras crecíamos para tomar nuestras nuevas vidas.  Ellos son un poco más chicos que yo, pero no por mucho ya que sólo hay diferencia de año y medio entre uno y otro, así que no fue difícil ser cómplices de juegos y travesuras que nos ganábamos un buen castigo de mamá y un regaño de papá, pero siempre juntos en las buenas y en las malas.  Hemos reído y llorado, hemos tomado decisiones y desaciertos así como discusiones y reconciliaciones pero siempre unidos, doy gracias a Dios y a mis padres por habérmelos dado, mi vida sin ellos hubiera sido muy aburrida, los amo como ellos me aman a mí y seguiremos teniendo una que otra aventura porque aún falta muchas vidas por delante que vivir. 

Ya nos visita el cálido verano. Los días son los más hermosos de todo el año. El mar y el cielo se enlazan en amasiato y cuando llegan a su máximo de belleza estallan con sintonía de colores que ni un pincel podría pintarlo.  Habrán muchos amaneceres y muchos atardeceres poco contemplados, sin embargo, tenemos la esperanza que vendrá un verano nuevo y estaremos extasiados ante tanta belleza que hoy nostálgicamente extrañamos. Además de todo, recibimos la inesperada visita de arenas al viento que nos envía el lejano desierto del Sahara que nos cubre como un manto espeso opacando el azul del cielo, pero nos regala como una deuda pagada hermosos amaneceres y esplendorosos atardeceres que espero alcanzar a ver aunque sea uno, no pido más. 

Y hablando de veranos, el ciclo escolar ha terminado de una manera diferente y extraña.  Lo vi con mis pequeñas de la familia. Terminaron sus estudios sentadas en una mesa en casa con mamá o papá de auxiliares y sus maestras al otro lado de la pantalla dando las instrucciones con la mayor paciencia posible. Todo el equipo haciendo indescriptible maroma y teatro para que los niños aprendieran y estudiaran como si estuvieran sentados en un pupitre de su salón escolar. No hay compañeros ni amigos de juegos. Me faltarían palabras para  describir lo que fue cada momento para todos ellos durante estos tres largos meses. Por eso no quiero dejar pasar  que reciban un elogio muy especial tanto los maestros, como  los papás y  los alumnos por el equipo que formaron tan profesional, esmerándose para lograr cerrar un buen año y que los alumnos pudieran recibir aplausos y un diploma de mano de sus maestras bajo el calor y el sol, tapadas con cubre bocas y micas sobre el rostro haciendo su mejor esfuerzo por demostrar alegría por cada niño que pasaba dentro del coche con sus papás, sin poder bajar, sin un abrazo y sin un hasta luego,  algunas lágrimas rodaron en más de dos mejillas.  Rezo para que el siguiente año todo este equipo puedan estar en un salón de actos recibiendo sus constancias de mano en mano, posando para una foto, con los rostros descubiertos y sonrisas al viento.

Es un honor y una gran satisfacción poder expresar mis “inquietudes” para todos mis lectores y un agradecimiento muy especial a mis amigos Eduardo y Nenina así como a todo su equipo de producción por haberme dado éste espacio que atesoro en el corazón.

*Oremos por todos los enfermos, así como por el equipo médico de todo el país que están dando la vida por otros y pidamos por las almas que dejaron la vida terrenal. 

Amén

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