Cosas de familia


[col1] Cuántas veces hemos sabido que muchas de las historias de padres e hijos tienen páginas similares o bien, terminan por repetirse, se dice que es el karma y que las cosas vuelven a su sitio en el lugar y tiempo correcto, pero otros lo llaman destino, cada quien tiene trazado el suyo y desobedecer no es la regla, al contrario, es mejor sucumbir y dejar que siga su curso. Hace más de 30 años llegó a Cancún Sandro Müller, siendo aún un joven y soñador empresario, probando suerte en un destino lejos de su casa, Lugano, vocablo que probablemente proviene de la palabra latina Lucus, que significa madera o madera sagrada, es también conocida como la ciudad suiza más italiana. Pronto se asentó, se enamoró de su amada Silvia y se quedó a vivir definitivamente, desarrollando su talento en la cocina a través de su afamada Pizza Rolandi, donde fincó toda una tradición gastronómica de la que se le unieron nuevos capítulos como Casa Rolandi, hasta extender su sello hacia Isla Mujeres con Villa Rolandi. Actualmente ha empezado a darle su propio lugar dentro de su cadena de restaurantes a su hijo Daniele, quien tiene la misión de perpetuar y renovar el sello que ha creado su padre y al parecer lo está haciendo brillantemente con platillos que llevan el sello suizo/italiano de su cocina, pero con toques mexicanos y caribeños también que de igual forma satisfacen y conquistan el apetito de su clientela. Pero ahora la historia de su hija Alessandra ha dado un giro, es ella quien emigró al Viejo Continente, siguiendo el instinto de sus genes. Hace apenas unas semanas se estableció definitivamente en Suiza al unirse en matrimonio civil con su novio Edin Dzaka, quien le ha prometido cuidarla y amarla todos los días de su vida. Aless y Edin convocaron a sus padres y a sus amigos más cercanos en una íntima ceremonia, teniendo como marco un bello paraje suizo, así que ahora la historia de la familia regresó a su país de origen, Suiza, donde  seguramente siempre habrá un vínculo, el agua regresó a su cauce y ahora Suiza y México tienen un mayor significado tanto para Sandro como para Silvia, enhorabuena, y que la historia decida el rumbo de las nuevas páginas que escribirán algún día sus herederos.
[/col1] [col2] A quien me dio gusto saludar en días pasados fue a la hija del desaparecido investigador Adalberto Rivera, la bella Judith, quien me comentó que actualmente está  lanzando un producto al mercado, es socialmente responsable, totalmente artesanal y cien por ciento ecológico, pero lo mejor es que está dando trabajo a varias comunidades mayas. Bajo el nombre de  Muk’ Yah, que en lengua maya significa “pasión”, se suscribe como una empresa socialmente responsable y comercio justo, ya que elaboran velas artesanales orgánicas con cera de panal de abeja y mecha de algodón. “Nuestra empresa promueve el trabajo en casa en comunidades mayas marginadas que viven sólo de sus cosecha y a través de este empleo que realizan desde su hogar no descuidan sus labores ni a su familia, mejorando su calidad de vida y brindándoles a todos sus integrantes mayores oportunidades para su desarrollo económico y educativo promoviendo el núcleo familiar como gente productiva.  Estas velas están a punto de salir al mercado y están protegidas por un empaque que lleva mensajes positivos. La primera parte de la producción está estimada en 10 mil velas, cada empaque contiene cinco piezas y el mensaje final cierra el círculo que queremos transmitir y que es a la vez la esencia de Muk’Yah con mensajes de fe, amor, paz y armonía”, comentó entusiasmada la joven empresaria. Estoy seguro que será un éxito de venta, ya que muchas veces las cosas que nacen del corazón tienen una carga emocional que impacta en el público, y así como su padre fue un visionario en muchas cosas, Judith ha heredado esa parte que también posee su mamá, la dinámica Célika Astudillo, quien ha continuado la labor de su marido en Chichén, expendiendo y fortaleciendo el sello hotelero que crearon con el hotel Oka´an, que significa en maya “donde nace el camino”, el mismo que ahora está iniciando como empresaria su hija Judith, finalmente son cosas de familia que se llevan en la sangre y se manifiesta en el tiempo y lugar correcto.
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