07 junio 1989 / 24 junio 2024
Gordito, no sé qué decirte, no tengo palabras. Me dirás que soy una dramática y luego me darás un abrazo fuerte.
Bueno tal vez las tengo, no sé si sean las adecuadas fuiste más que un amigo para mí, eras mi hermano pequeño, compartimos tantas aventuras, me seguiste en muchas locuras, no solamente te vi crecer en edad, si no como persona; lidiar con el dolor de perder a tu papá, a tu hermano, y también recibir muchas veces rechazo y críticas de otras personas para luego convertirla en una fuerza inconmensurable que te ayudaba a crecer y a salir adelante como muchos desearíamos. No tenías miedo a morir, más bien tenías miedo a no vivir y así lo hiciste ¡viviste intensamente con cada parte de ti, con cada cosa que hacías!
Gracias por el amor que le diste a mis hijos: cariño de familia.
Gracias por escucharme por los tiempos que compartimos, por las tardes de filosofía, siempre te creías una mezcla entre Sócrates, Platón, Ricardo Arjona y todos al mismo tiempo.
Eras la novia tóxica de Dany y mi hermano pequeño, mis hijos se convirtieron en tus sobrinos, eras su mayor porrista. Amaba tu sensibilidad artística y la seguridad con la que la compartías.
Te amo Gordi. Gracias por las noches de juego en familia. Gracias por los consejos por los abrazos. Gracias por compartir con nosotros tus momentos especiales y por estar en muchos de los nuestros.
Te amo hermanito, no podías irte, nos faltó aventarnos en paracaídas, muchas pláticas y aventuras más.
Yemima L. Müller