Ane Álvarez: Street artist
“El arte y el diseño me dieron las herramientas para hacer lo que me gusta y los murales son mi pasión y mi profesión”.
Por Esteban Torres P.
“Pintar es algo que me ha gustado desde niña, pero cuando fui a la primaria me preguntaba quién fue Leonardo Da Vinci porque mi escuela llevaba su nombre y descubrí que había sido un gran artista que vivió en otros tiempos, fue entonces cuando descubrí un mundo maravilloso a través de su legado y poco a poco me fue atrapando, asimismo pasé de los cuadros pequeños a obras de gran formato que nunca creí posible realizar”.
Orgullosa del trabajo que ha venido realizando los últimos años, derivado de su pasión por el arte, pero sobre todo de su capacidad de asumir los retos que le presenta la vida, Ane Álvarez es una artista cancunense que ha llevado lejos su talento a países como Finlandia, España, Austria, Italia y Alemania, plasmando obras en lienzos urbanos que han consolidado sus servicios profesionales como toda una “street artist”.
Las primeras pinceladas…
“Después de terminar la prepa en Cancún me fui a la UDLA, en el estado de Puebla para estudiar artes plásticas, pero sólo estuve un semestre porque no tenía bien definido lo que quería hacer en la vida. Al final terminé estudiando licenciatura en diseño de modas, pero la vida me llevó de vuelta al punto de partida, terminé en 2015 la carrera y ese único semestre fue la base de lo que hoy es mi pasión.
¿El león es realmente como lo pintan?
“Definitivamente no, porque no es lo mismo pintar en un lienzo que en un muro. Cambia la perspectiva, la técnica es distinta, afortunadamente me acerqué a varios artistas que fueron mis coach, pero realmente tuve que pasar del acierto al error por mí misma. El primer mural que hice fue para el restaurante de un amigo que no quería tener un muro aburrido así que le hice una propuesta y tal cual así lo pinté”.
La pasión, la vocación y el negocio…
Una de las cosas que más funcionó fue relacionarme con artistas hasta que recibí una invitación para participar en el Festival Internacional de Arte Público, organizado por Rubén Carrasco, en 2017, en Monterrey, con un solo trabajo realizado. Lo más importante es que ahí aprendí todo lo que hay detrás de un evento de este tipo, fue un curso intensivo porque descubrí desde la logística hasta técnicas que me compartieron los artistas que llegaron de todo el mundo.
Si la vida es una paleta de colores, cómo los combinaste a tú favor…
“Creo que los modelos de educación fueron hechos de un modo cuadrado: si estudias medicina vas a ser siempre un doctor, si estudias leyes vas a ser abogado y no te puedes salir de ahí, y eso me causa conflicto porque soy la prueba de que todo se puede combinar: el arte y el diseño están ligados a otros campos como gestión de proyectos, de redes sociales, que no te da un sólo título”.
¿Cuál es tu apreciación del arte del museo y del arte urbano?
“El arte que está dentro de un museo no tiene el mismo impacto que el arte que puedas ver en la calle en un muro, definitivamente ya que estos últimos muchas veces llevan implícito un mensaje, yo por ejemplo deseo retratar la expresión humana y con ello despertar la conciencia colectiva sobre problemas sociales y valores universales. A diferencia del grafiti que es usado para marcar territorios entre bandas, el street art o arte urbano es otra forma de expresión, pero con un sentido artístico”.
¿Pintas sólo por amor al arte…?
“Definitivamente no. La gente confunde las cosas y piensa que lo hago porque no tengo nada más qué hacer y a veces me dicen: ¡te voy a dar mi dirección para que pintes un muro que tengo! Y no es así, es un trabajo con el que los artistas cubrimos nuestras necesidades, es una actividad formal como cualquiera que demanda una remuneración”.
¿Qué mensaje le das a la comunidad con tu mural más reciente?
Durante la pandemia participé en el concurso titulado Festival della Resilienzia, en Cerdeña, la idea era la comunicación durante el confinamiento. Mandé tres bocetos y gané con uno de ellos, inspirado en una foto que tomé de unas viejitas cerca del Coliseo romano. Posteriormente lo propuse a los vecinos de la Sm 15 y todos estuvieron de acuerdo en aportar algo. Es un homenaje a los adultos mayores, a la pérdida del contacto físico y la necesidad de comunicarnos aunque sea por un teléfono improvisado que nos acerque al mundo exterior”.
¿Qué obra te gustaría hacer? Tanto altruista como artística…
“Me encantaría hacer un mural grande, del tamaño de un edificio. Creo que sería un reto increíble que todavía no he hecho. Y por otro lado también me gustaría poder hacer algún proyecto con alguna iniciativa privada grande para beneficio de fundaciones nacionales e internacionales, en donde haya presupuesto para un buen proyecto y se recolecten fondos para las fundaciones con pocos recursos.
¿Un artista debe pintar lo que ve o lo que quiere que vean los demás…?
“¡Uf esta pregunta es muy buena! Yo creo que un artista debe ser siempre fiel a sí mismo. Si una obra es honesta y congruente con el artista entonces tiene sin duda un sentido verdadero. No está en tu control lo que otras personas perciban o vean en tu obra, pero si está en tu control lo que tú quieres plasmar y lo que ese proceso significa para ti”.
La idea no es vivir para siempre, sino crear algo que sí lo haga.
“Las obras de arte tienen un tiempo de vida, depende del material, la técnica y del cuidado que se le dé para preservarla. Cualquier obra de arte puede ser destruida, modificada, borrada, pero el legado que deja el artista, las emociones que deja a través de su obra y su aportación al arte, esa es la que es inmortal”.
Si la vida es un lienzo en blanco, ¿cuáles son tus pinceles de todos los días…?
“San Juan Pablo II decía en su “Carta a los Artistas” que es nuestra responsabilidad hacer de nuestra vida una obra de arte. Entonces creo que intento tener esta frase en mi mente todos los días, tratar de hacer las cosas sin miedo y ser auténtica. Sin duda mis pinceles de cada día son mi fe, mi familia, mi determinación y mi positivismo”.
No hay jubilación para un artista; el arte es una forma de vida y como tal no tiene fin.
“Pienso que el artista nunca deja de crear, si no es por medio de herramientas y medios físicos, es a través de la mente y el pensamiento. La creación comienza con el pensamiento y es después que se materializa y en ese sentido la imaginación y la creación son ilimitados”.