El poder convertir la envidia en admiración es una magia auténtica para nuestras vidas. No les voy a mentir, no es nada fácil y es algo que tenemos que combatir día a día, pero como cualquier batalla, se puede ganar. A las personas nos cuesta mucho trabajo ser empáticas del todo. Ese dicho de “ponte en los zapatos de la otra persona” es casi imposible al 100%. Si tu no eres esa persona, nunca vas a poder saber realmente qué hay detrás de sus acciones, sus pensamientos, sus valores, sus motivaciones; nunca vas a saber que hay detrás de ellos mismos y porque son lo que son. Aquí es donde entran las suposiciones y los chismes, algo que hoy en día considero una de nuestras peores características como persona. ¿De verdad estas tan aburrido para inventar historias de los demás? ¿De verdad no tienes nada más interesante que hablar en la mesa con tu familia? Yo creo que simplemente te sientes tan vacío que necesitas jalar a las personas hacia abajo para tu poder usarlos como escalera y subir tu ego un poco más cerca del cielo. Y si de verdad no tienes nada de envidia de esa otra persona porque su éxito no fue logrado con valores honestos, mejor no hablar de ellos: Si no tienes nada bueno que decir, mejor no digas nada.
Hay que cambiar nuestras costumbres. Dejemos de poner pretextos en los éxitos de los demás para así justificar nuestra falta de éxito. Todos estamos donde tenemos que estar. Tarde o temprano, el fruto de todo lo que has trabajado va a salir a la luz. Pero recuerda, el tamaño de la recompensa viene del trabajo que hay detrás. No pienses que va a llegar simplemente por quejarte de las recompensas de otros y que tu las mereces más; ¿que te hace más digno de ser exitoso? Tal vez, lo que tu no sabes, es que esa otra persona trabajó tres veces más que tú para poder llegar donde está. No hay que demeritar los logros de otros: “Es que su papá la ayudó a conseguir ese puesto”, “Ay, igual es genética por eso logró cambios tan rápidos en su cuerpo”. Podría seguir con los ejemplos, pero no hay necesidad de aferrarnos a los errores del pasado, mejor hay que pensar en cómo cambiar esta perspectiva en el presente para que en el futuro seamos mejores personas con éxito propio.
Cuando pienses en el éxito de alguien más y en cuanto quisieras estar en su lugar, observa y aprende de ellos: ¿Que hicieron ellos diferente que yo no hice? ¿Cómo puedo cambiar mis hábitos para acercarme un poco más a lo que ellos lograron para yo poder crear un logro propio? Cada historia es un aprendizaje. La envidia dejenla en sus vidas pasadas. En esta vida estás aquí para lograr todos tus objetivos y convertir tus sueños en vida real. Aprende de tu competencia, cambia la envidia por admiración y siente esa energía de empatía y genuina alegría por el otro; automáticamente, esa alegría y ganas de crecer se va a transferir a tu vida.
Muchas veces, la envidia se genera en tu círculo más cercano. Entre más cerca y accesible ves el éxito, más te da envidia que no fuiste tú el que lo adquirió…“Pude haber sido yo, pero el destino no estaba a mi favor”. FALSO. Puedes hacer que el destino esté a tu favor, solo ayudalo a ayudarte. No te puede entregar todo en bandeja de plata. Da lo mejor de ti, sé tu mejor versión, optimiza tus talentos, esfuérzate, se paciente y, finalmente, aprende a disfrutar.
Como dije antes, es casi imposible ponerse totalmente los zapatos del otro, pero podemos hacer un esfuerzo. Con que trates de ponerte un solo zapato, o hasta un calcetín, tu mente va a sentir un poco más de paz, generando energía positiva para cumplir tus sueños y festejar el de los demás.