in memoriam

José María Macías y Gamborino

7 diciembre 1935 / 28 junio 2022

Pa, abriste tus alas para volar como un colibrí, fuiste un gran ejemplo a seguir, fuiste un guerrero hasta el último día.

Te vio nacer la Ciudad de México, pero creciste en Estados Unidos (entre Nueva Orleans y Los Ángeles) y después te embarcaste en la marina, nos contabas de tu base en Hawaii y de cuando participaste en la guerra de Corea. Entregaste tu vida y tu heroísmo para después estudiar Administración de Empresas. A tus 26 conociste al amor de tu vida: Yolanda Briones Fourzan, con quien tuviste cuatro hijos: Yolanda, José, Alejandra y Rocío.

Fue un honor verte ejercer tu carrera dentro de la industria automotriz con VAM, GM y Renault. Te dio la bienvenida Cancún en 1984 incursionando en la naciente industria restaurantera como socio de Pez Vela, hasta que Fonatur te invitó a participar en sus filas.

Hombre fuerte, honesto, trabajador, respetado, amado, protector, recto, único, responsable, amoroso, auténtico, con valores. Te diste el gusto de profesionalizar tu hobbie creando la primera escuela de buceo en Quintana Roo: Ocean Sports. Trabajar también para los municipios de Benito Juárez y Puerto Morelos, así como la Asociación de Hoteles y Moteles te llenó de orgullo, así como participar en la organización de las primeras ediciones del Festival de Jazz, y fomentar el turismo japonés y europeo.

Llenaste de amor, de sabios consejos, a todo aquel que compartió un tiempo contigo, y dejaste una huella imborrable en cada ser humano que te conoció. Especialmente con tus colaboradores cuando te otorgaron la concesión de Xerox en Quintana Roo ¡Gracias por tanto!

Vuela alto, que Dios te ha llamado a su lado, envuélvenos e ilumínanos con tu luz tan brillante e inigualable, porque nadie como tú. Siempre nos dijiste que “Lo que Dios creó con amor, regresa en paz a la casa del Señor”.

No existen palabras para describir el dolor por tu partida, pero fuiste el mejor maestro en nuestra vida. Siempre dispuesto, siempre fuerte y amoroso, siempre de pie y fuerte, sin importar la situación, nunca te rendiste, siempre con tu frente en alto. Gracias por todo el amor incondicional que me diste a manos llenas, por las risas, por las lágrimas, por tus miradas que nos hacían cómplices, por tus besos, por tus abrazos, por cocinar y ser un chef, por amar a tu familia , por querer y respetar a quienes te acompañaron en el camino de esta vida, por enseñarme a no rendirme nunca, a luchar por mis sueños,  a no claudicar, a ser libre con responsabilidad,  a amarme, a vivir. Gracias por esto y por muchísimo más.

¡Te amo y te extraño infinitamente Daddy!

Rocío Macías, mi madre y hermanos.

Mostrar más
Back to top button