Bailarina • Pamela Lavalle
Por Esteban Torres P.
-Se dice que bailar es alcanzar una palabra que no existe… ¿Tú qué piensas?
Más que alcanzar una palabra que no existe, es descubrir que muchas emociones y pensamientos no tienen forma verbal de ser expresada. La palabra suele tener limitaciones para denotar profundidad y por lo general polariza las situaciones, en la danza en cambio, la gama es mucho más amplia y puedes expresar los puntos intermedios que pocas veces tienen explicación. Bailar es una conexión inmediata con tu sentir.
-El baile es la expresión perpendicular de un deseo horizontal, dijo George Bernard Shaw. ¿Para ti qué es?
El baile es un idioma universal que trasciende las barreras que el hombre ha puesto para lograr una civilización controlada. El baile fue un regalo que nos dejó el universo para llevar a nuestro cuerpo a su máxima expresión, derrumbando costumbres, lenguajes y limitaciones geográficas.
¿Cuándo diste tu primer mal paso?
No recuerdo un solo año de mi vida sin dar “malos pasos”. Pero los momentos más dolorosos han sido los que más me han acercado a quien verdaderamente soy.
-Isadora Duncan dijo alguna vez: “Si pudiera decirte lo que se siente, no valdría la pena bailarlo”.
Definitivamente. Bailar es adictivo. Bailar es terapia en movimiento. Bailar te acerca a lo más profundo de ti, lo mejor y lo peor de tú persona. Cada persona lo vive muy diferente y por eso se vuelve inexplicable. Bailar es curarte y curar a los que te ven bailar. Bailar es sumamente personal y cuando hay un público y conectas, entonces puedes trascender.
-Que te dice “Baila como si nadie estuviera mirando”.
Siempre he pensado que como una persona baila es como lleva su vida, y no tiene nada qué ver con el nivel de complejidad de los movimientos. Bailar, por lo tanto, es atreverse a mostrar nuestro lado más vulnerable y transparente y por lo mismo a veces es difícil liberarnos. Si logras bailar como si nadie te esté mirando, has logrado vivir bajo tus términos sin importar lo que piensen los demás.
-Eres de las personas que piensan ¡Yo bailo al ritmo que me toquen!
Una de las virtudes más importantes para mí es el ser tolerante y paciente. Creo que todos debemos estar dispuestos a bailar al ritmo que nos toquen con total flexibilidad sin poner en riesgo nuestros límites. Para mi este equilibrio logra la paz y felicidad.
– ¿Qué bailas mejor, las rápidas o las calmadas?
Ambas, hay que tener momento para las dos. Una se nos dará mejor seguramente, entonces debemos trabajar un poco más en la que no se nos dé tan fácilmente, sin descuidar la otra claro. Equilibrio, siempre.
¿Te ha tocado bailar alguna vez con la más fea?
Incontables veces. Suelo confiar de más en la bondad de las personas y a veces se paga un precio muy caro por esto. Pero también te llevas más experiencias que los que no se permiten confiar en nadie. Equilibrio.
-Alguien te ha querido “llevar al baile”?
Claro que sí, en cada situación. El ser humano es un negociador nato. Cada movimiento es una elección y negociación con alguien. Imagínate las miles de decisiones a las que estamos expuestos por día. Día a día nos llevan al baile de alguna forma inevitablemente.
La danza es como el vino, madura con cada actuación.
Definitivamente. La edad y las experiencias que vives te permiten darle matices nuevos a tu danza, pierdes el miedo de explorar sensaciones nuevas en tu cuerpo, y creces porque por fin aceptas las limitaciones que tienes. Sólo así uno puede gozar de las virtudes propias con plena libertad. Conforme creces tus habilidades físicas podrán ir disminuyendo, pero tu interpretación se verá enriquecida por cada una de tus vivencias.
Para ti después de esta pandemia, ¿Cuál es el siguiente paso?
El siguiente paso es reinventarnos y abrirnos a nuevas maneras de hacer las cosas. No apegarnos a lo que fue y a lo que estamos acostumbrados; estar dispuestos a sacrificar lo conocido por lo desconocido. Perder el miedo al riesgo y construir un mundo nuevo.
Pamela Lavalle es Directora General de la Academia Distritos Arte
Agradecemos la fotografía: Freddy Koh.